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lunes, 20 de febrero de 2012

Dos pedazos de uña no hacen una,


Dos pedazos de uña no hacen una,
los guarde en una cajita de cartón
que decore con agujeritos
(para que las uñas respiren).
Están en compañía de dos esquelas de piel
(que servirán de alimento para los microrganismos),
recuerdan a dos huellas digitales,
que antes presionaban mis muñecas
(en la hora de decir basta),
más abajo, fuera de la cajita, se encuentran dos marquitas
en la dermis
(que cicatrizan lentamente),
cada tanto les hablo, a las uñas, solo dos palabras
(para tranquilizarlas),
cada noche, antes de recostarme
(a las uñas),
dos besos de buenas noches.

Dos pedazos de uña no hacen una,
así como dos agujeritos no hacen ventisca,
soplo vital,
ni como dos esquelas de piel balancean alimentos acarados,
o como dos huellas digitales no delatan culpabilidad,
de igual forma, dos marquitas en la dermis no hienden
una herida compleja,
del mismo modo, dos palabras no concluyen en serenidad,
ni dos besos de buenas noches
comportan la unidad de la ternura.

Eusebio (el marinero)

Podía pasar horas, días enteros…


Podía pasar horas, días enteros…
contemplándote,
atrayéndote hacia mi centro de gravedad,
con la mirada o con las ganas
...pero una mañana
baje la cabeza y rompí conexión.

Y no fue que me dolieran los ojos,
de ver el sol de frente,
sino que ya no me dolían.

Y no es que me doliera verte de frente,
directo a los ojos,
sino que ya no me dolía.

Eusebio (el marinero).

viernes, 17 de febrero de 2012

Las Flores de Cerezo


Las Flores de Cerezo – Cherry Blossoms - Kirschblüten – Hanami

Alemania 2008 de Doris Dörrie.

¿Qué hacer con el tiempo que tenemos? Rudi responde, inconmobilble como la fortaleza neurótica: continuar como hasta ahora, como siempre, trabajar, una manzana al día… y nuevamente... trabajar, una manzana al día... Así es como le responde a su esposa (Trudi). Ambos han pasado largo hace, el noviazgo y la juventud, luego la crianza de los niños, ahora abuelos olvidados, casi a punto de jubilarse. 
Ella intentará arrojarlo hacia una última aventura, algo más de satisfacción, divertirse un poco, que solo logra con su propio arrojo y fallece.
Así se comienza a transitar el deseo, en la separación con ese objeto y el duelo que le merece. Ahora la casa familiar ya no es más acogedora sino silente y enorme. La angustia esta presente. ¿Qué hacer (con el tiempo...)? Marcha el hombre hacia el Japón a buscar los cerezos en flor, el Butoh y al Sr. Fuji (Monte Fuji). Transitar el deseo que como deseo del Otro, no es el deseo de Rudy por su esposa sino el deseo que estuvo en ella presente y que lo impulsa a él hacia el acto, a actuar.
Deambulando por la ciudad Rudi conoce a una joven bailarina en un jardín. Comienzan las preguntas ¿Qué es el Butoh? ¿quiénes lo bailan?... Pregunta, y lo que recibe de la joven bailarina (Yu) es la danza con las sombras y con los muertos.
La presentación formal entre ambos personajes es un juego entre lenguas: el Inglés haciendo de puente entre el Alemán y el Japonés, que a nosotros nos llega subtitulado en castellano, así que la joven Yu, se escucha por homofonia (You) y nos llega a nosotros traducida como Tú. Cuando Rudi le pregunta su nombre a la bailarina, escucha esto: Tú, de forma que se presenta allí una suerte de reflexión, de espejo, que orienta, nuevamente, el deseo de Rudi, que lo bascula.
Una vez más, el deseo, como canonicamente apuntara Lacan, "es el deseo del Otro".

martes, 14 de febrero de 2012

ELLO

ELLO es que el lugar donde me pongo
el pantalón, es una casa donde
me quito la camisa en alta voz
y donde tengo un suelo, un alma, un mapa de mi
España.
Ahora mismo hablaba
de mí conmigo, y ponía
sobre un pequeño libro un pan tremendo
y he, luego, hecho el traslado, he trasladado,
queriendo canturrear un poco, el lado
derecho de la vida al lado izquierdo;
más tarde, me he lavado todo, el vientre,
briosa, dignamente;
he dado vuelta a ver lo que se ensucia,
he raspado lo que me lleva tan cerca
y he ordenado bien el mapa que
cabeceaba o lloraba, no lo sé.

Mi casa, por desgracia, es una casa,
un suelo por ventura, donde vive,
con su inscripción mi cucharita amada,
mi querido esqueleto ya sin letras,
la navaja, un cigarro permanente.

De veras, cuando pienso
en lo que es la vida,
no puedo evitar de decírselo a Georgette,
a fin de comer algo agradable y salir,
por la tarde, comprar un buen periódico,
guardar un día para cuando no haya,
una noche también, para cuando haya,
(así se dice en el Perú - me excuso);
del mismo modo, sufro con gran cuidado,
a fin de no gritar o de llorar, ya que los ojos
poseen, independientemente de uno, sus pobrezas,
quiero decir, su oficio, algo
que resbala del alma y cae al alma.

Habiendo atravesado
quince años; después, quince, y, antes, quince,
uno se siente, en realidad, tontillo,
es natural, por lo demás, qué hacer!

Y qué dejar de hacer, que es lo peor!
Sino vivir, sino llegar
a ser lo que uno entre millones
de panes, entre miles de vino, entre cientos de bocas,
entre el sol y su rayo que es de luna
y entre la misa, el pan, el vino y mi alma.

Hoy es domingo, y por eso,
me viene a la cabeza la idea, al pecho el llanto
y a la garganta, así como un gran bulto.
Hoy es domingo, y esto
tiene muchos siglos; de otra manera,
sería, quizá, lunes, y vendríame al corazón la idea,
al seso, el llanto
y a la garganta, una gana espantosa de ahogar
lo que ahora siento,
como un hombre que soy y que he sufrido.

CESAR VALLEJO
(1892-1938)

domingo, 12 de febrero de 2012

NINGÚN HOMBRE...


ningún hombre, si los hombres son dioses; mas si los dioses deben
ser hombres, el a veces único hombre es este
(de lo más común, pues cada angustia es su pesar;
y, como su alegría es más que alegría, sumamente escaso)

un demonio, si los demonios dicen la verdad; si los ángeles arden

por su propia luz generosa completamente,
un ángel; o (como diversos mundos rechazará
con tal de no perderse un destino inconmensurable)
cobarde, payaso, traidor, idiota, soñador, bestia-

así fue un poeta y ha de ser y es

-que resolverá las profundidades de espanto para defender
la arquitectura de un rayo de sol con su vida;
y tallará inmortales selvas de desesperación
para contener un latido de montaña en su mano

EDWARD ESTLIN CUMMINGS
(1894-1962)

sábado, 11 de febrero de 2012

Espejo

ESPEJO

Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
Tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
Ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
Que creo que es una parte de mi corazón. Pero Fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.

Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.

Sylvia Plath
(1932-1963)


lunes, 6 de febrero de 2012

¿Qué empezar a decir? ¿Por dónde arrancar?

Este inicio me confronta con empezar a decir algo. ¿Temor a la libertad? Ilusoria, de poder decir... lo que sea, ilusoria, narcísica de creer decir lo que quiero decir. Pero me importa decir algo y no precisamente cualquier cosa sino "cualquier cosa que sirva", justamente al psicoanálisis, como hizo uno de los maestros que tomaba prestadas cosas "porque le servían" para un fin preciso que era reavivar el psicoanálisis. Entonces algo ya se ha dicho, vamos a hablar de psicoanálisis, más también de otras cosas, en relación a que sirven para explicar, para inteligir el psicoanálisis. Confianza, mientras escribo, el blanco de la página vacía comienza a desaparecer con estas letras, con estas palabras. El yo vuelve a su lugar, ilusorio, seguro, consistente. Qué poder tiene el blanco de la página, como en las sesiones, decir algo, cualquier cosa, y creer que hay que decir "algo importante". Con justeza la promesa del psicoanálisis, en lo que hace a la regla fundamental, a la única regla que tiene el psicoanálisis es: hable, diga algo, cualquier cosa, y promete revelar "el núcleo de su ser", que no es poca cosa. Entonces todo decir y todo dicho, tiene su validez, porque les anida una verdad, porque des-velan algo. Impresionante, frente al avace de la imagen en los tiempos que corren, el psicoanálisis le responde con lo simbólico, con las palabras, y si responde es porque el sujeto esta allí, con la necesidad de decir algo, cualquier cosa.