Busca otros posts del sitio

lunes, 16 de diciembre de 2013

Amores y Soledades






"si el sujeto está en verdad tan sujetado al Otro, ho hay de su ´verdadera´ soledad sino denegando las marcas lenguajeras desde las que se organiza su demanda y su concepción del mundo. Lo que se vive como soledad son las voces del Otro que como susurros fónicos alientan los impulsos a su manera, o como se dice, nos ´respiran en la nuca´. A la inversa, con la idea de sujeto nos encontramos con el mayor obstáculo puesto que la impresionante soledad es un encubrimiento, ya que la otredad es una virtualidad que no por eso deja de tener sus efectos. Por lo que el mandato divino: ´Amarás a tu prójimo como a ti mismo´ cobra una dimensión de enigma, la que es posible desentrañar en función de la significación alcanzada. Si el prójimo es reemplazado por el semejante, la pretendida soledad es el resultado de una identificación, identificación promovida por la intensión agresivizante con la que se dirige la búsqueda, con lo que se llega a una unidad pero que siempre mantiene un resto de la otredad. De ahi que en la identificación a un trazo del semejante, desde la agresividad que la dirige, donde fueron dos habría de resultar uno, pero a él se agrega ese resto que sigue mortificando."


Edgardo Feinsilber. La Soledad. Novaciones en el psicoanálisis. Ed. Letra Viva. 1a Ed. 2009.
Extracto de Cap. 6, Tiempos, Amores y modos de la Soledad, pag. 75.