Podía pasar horas, días enteros…
contemplándote,
atrayéndote hacia mi centro de gravedad,
con la mirada o con las ganas
...pero una mañana
baje la cabeza y rompí conexión.
Y no fue que me dolieran los ojos,
de ver el sol de frente,
sino que ya no me dolían.
Y no es que me doliera verte de frente,
directo a los ojos,
sino que ya no me dolía.
Eusebio (el marinero).
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