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miércoles, 12 de marzo de 2014

Barthes y el graffitti




Muro

Como es sabido, el muro llama a la escritura: en la ciudad, no hay una pared sin graffitti. De algún modo, el soporte mismo detenta una energía de escritura, es él quien escribe y esa escritura me mira: no hay nada más mirón que un muro escrito, porque nada se mira ni se lee con mayor instensidad;


la palabra del mísitco se cumple, la distinción gramatical de la activa y la pasiva es abolida: "El ojo por el que veo a Dios es el mismo ojo por el que me ve" (Angelus Silesius). Nadie ha escrito en el muro, y todo el mundo lo lee. Por eso, emblemáticamente el muro es el espacio tópico de la escritura moderna.

Roland Barthes. Variaciones sobre la escritura. El Muro. Editorial Paidos.





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